Area, una joya en la Galicia cantábrica


REDACCIÓN LANDRO
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AREA, UNA JOYA EN LA GALICIA CANTÁBRICA

Area, que significa, Arena, del latín harenae. Posicionada al Este de la Ría de Viveiro. Una de las playas más apreciadas de la Galicia Cantábrica. Es un arenal de 1,2 km de largo. Un monumento natural amado por más de mil años, como sus vestigios romanos atestiguan. Su arena grácil, sus aguas transparentes, su dimensión, su isla, su yacimiento y su leyenda hacen de ella la mezcla perfecta.


La custodia un islote, como si fuera un barco vigilante, símil de un paraíso del caribe o pacífico pero en Europa, y no es extraño, ya que muchos de los que la pisaron fueron conquistadores de mares. Un peñasco de roca, poblada con arboleda de pinos y eucaliptos plantados entorno a los años 50. Afectada por dominio público en su totalidad, está prohibido su acceso, pero la titularidad de la parcela es privada, con una superficie de 3.884 m2. Perteneció a una rica familia, precisamente que hizo fortuna en otra isla, la de Cuba, fue de Alfredo Cao Riguera, después pasó a manos de la viuda de su hijo María Luisa Castro de la Rosa. En ella hubo una caseta de la que quedan restos y era frecuentada para meriendas campestres, incluso se programó una visita a la misma siendo Ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne. Años más tarde con otro Ministro esta vez de medio ambiente, en su visita en 2001 a Area, se volvió a mencionar como anécdota la situación simbólica de la propiedad.


Una leyenda popular, es conocida en la zona. Dicen que en Area estaba la Villa de Estabañón. El diplomático y escritor Lois Tobío se ocupó de tratar en 1941 en Alma Gallega el tema. Nos habla de una ciudad rica, lujosa que como pecado a su ego y poca benevolencia, fue castigada por Dios a modo diluvio y arrasada por el mar. Con el lema¡Arrevírate vila, o d´abaixo para riba!”. En 1951 un temporal afloró los restos de una villae, nuevamente en 1965 con la aparición de una moneda de Gordiano, y lo que era un cuento se descubrió como una realidad, la existencia de un complejo romano. En tiempos de Lucus Augusti vieron en ella potencial de explotación del mar, estableciendo una factoría de salazón o de transformación pesquera que tuvo uso y reconstrucción hasta época medieval.


Disfrutar de la gastronomía y de los brebajes de la vida es fácil aquí. Ya que encontramos dos de las mejores marisquerías de España, Restaurante Nito y Restaurante Louzao, podemos tomarnos un helado y una copa en Flora , o refrescarnos con una caña al salir del agua en el Chirnguito Kenia o Boa Vista.


Aunque es muy concurrida en época estival para náutica y baño, en el invierno se muestra bucólica. Dar un paseo solitario te conecta con la inmensidad del mar, la naturaleza, te renueva el alma, te refresca el pensamiento, a la vez te hace pequeño y grande por dentro. Como canta Van Morrison en “Into The Mystic”, “Huele el mar y siente el cielo”














 

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