EL BOSQUE DE HADAS DE RIBEIRAS DO SOR
REDACCIÓN LANDRO
RIBEIRAS DO SOR, UN BOSQUE DE HADAS.
Nos acercamos a uno de esos sitios donde la magia de la naturaleza nos envuelve, brota en cada esquina. El agua como fuente esculpe a su paso la vida, un ecosistema de árboles frondosos, una selva de castaños, carballos, sauces, alisedas, helechos o hongos, habitado por truchas, libélulas, tijeretas de río, ranas, tritones, ciervos, jabalís o lobos.
Estamos en Galicia en las Ribeiras del Río Sor. Este nace de dos afluentes, el Rego tras da Serra y Rego de Santar que en se juntan en Ambosores, fusionándose a su fin en el Cantábrico y Atlántico, formando una de las Rías más espectaculares la de O Barqueiro, tratada en esta páginas con anterioridad. Un accidente geográfico que hace de barrera entre dos provincias A Coruña y Lugo.
Pasear por los más de 15 kilómetros de sendas de vegetación autóctona, es una medicina para la salud exterior e interior. Cualquier época del año es buena para disfrutar de este paraje, pero cobra importancia en dos estaciones. En otoño, las hojas dejan una paleta de olores ocres, naranjas, o amarillos, el río lleva más agua, los húmedos musgos brillan, o las castañas y bellotas caen. O en primavera gozamos de las distintas tonalidades de verde que afloran.
Está poblado por casi una docena de refugios de pescadores, muchos fueron antiguos molinos,como el de Salustio, el de Ulló, Ponte Segade, o Cascón. O Augas Caídas, una fervenza o catarata de las más altas de Galicia, en ella el río Seixo se precipita 50 metros en altura para regar el Sor, formando el Pozo de Bimbes. Desde este mirador también divisamos la Sierra de Coriscada, o podemos ver volar águilas en el cañón que forma el río.
Lo cruzan varios puentes, entre ellos uno colgante al más puro estilo de aventureros, de cable de acero tensado y tablas, un telesilla, uno de troncos de madera u otro, el más primitivo se cree de origen romano, aunque la edificación es del siglo XIII, A Ponte do Porto. Este ultimo el más importante y con siglos de uso hasta que se terminó en 1901, el de hierro que cruza la Ría.
Vestigios del pasado inundan los dos lados, hay cercanos decenas de enterramientos megalíticos Mámoas de Pedrón, da Cova, de Teixido, Panda da Serra, Suapena, Cristo dos Callos, Campo dos Lagos, Carabelote, Xuncos de Mouraz, Chan da Panda, Pena Grande, Forno dos Mouros, Bíncalo… Al fin y al cabo es un paraíso donde descansar eternamente.
De aquí, de las Grañas partió adolescente, un escritor cubano, después exiliado en USA, Lino Novás, traductor al español de: “El Viejo y el mar” de Hewingway, o de obras de Faulkner y Aldous Huxley. Noveló la historia de Pedro Blanco, de origen gallego, un pirata que fue el mayor esclavista de la historia, tema que tocó después Carlos Bardem en Mongo Blanco .
No extraña que sus pobladores salieran tan creativos, con un bosque encantado, que invita a soñar con cuentos. Es un abrevadero de agua, que además de belleza, está inundado en sus montañas por escuelas indianas de la Unión Mañonesa fundadas a comienzos del siglo XX. La literatura y la naturaleza van de la mano en este ricón, una selva mágica, donde la realidad y la ficción se besan.
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